A VUELTAS CON EL ETIQUETADO DE LOS ALIMENTOS

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A VUELTAS CON EL ETIQUETADO DE LOS ALIMENTOS

El etiquetado de los alimentos es la mejor herramienta para que los consumidores obtengan información sobre lo que van a comprar. Si seguimos correctamente la información que aparece en las etiquetas (como las fechas de caducidad, instrucciones de manipulación y advertencias relacionadas con alergias e intolerancias), se pueden evitar enfermedades transmitidas por alimentos y reacciones alérgicas innecesarias.

Además, la información nutricional visible en los productos es especialmente útil para conocer qué nutrientes (y en qué cantidad) contiene un determinado producto.

Desde el pasado 13 de diciembre de 2.014, es de aplicación el Reglamento 1169/2011, que marca qué y cómo debe aparecer la información en las etiquetas de los productos envasados, y qué información es obligatoria en productos sin envasar.

Al consumidor cada vez le preocupa más la composición, el origen y las cualidades nutricionales de los alimentos, y por este motivo la Unión Europea (UE) ha decidido unificar la legislación existente hasta ahora en esta materia en un solo Reglamento, que establezca las condiciones necesarias para que el etiquetado sea mucho más comprensible para los consumidores.

El principal objetivo del Reglamento es informar al consumidor, de manera más clara y directa, por lo que la letra de las etiquetas deberá ser más grande y legible. Así, para los envases de más de 80 cm2 el tamaño mínimo de letra será 1,2 mm de altura, y en los de tamaño inferior de 0,9 mm.

Fecha de caducidad

Los alimentos perecederos desde el punto de vista microbiológico (como las comidas precocinadas y ensaladas) muestran una fecha de caducidad en el envase y no deben consumirse después de esta fecha ya que podría suponer un riesgo para la salud.

Información sobre almacenamiento, preparación y forma de cocción.

Aunque los consumidores aseguran que la información que aparece en las etiquetas es importante, muchos no suelen leerla ni utilizarla.

Ciertos productos requieren instrucciones de almacenamiento, para garantizar una manipulación apropiada por parte de los consumidores y evitar el desarrollo de bacterias que pueden producir intoxicaciones alimentarias. Estas instrucciones también pueden indicar cómo debe almacenarse el producto una vez que se abre el envase o paquete: “Conservar en frío una vez abierto”. Los consumidores sólo suelen utilizar las recomendaciones sobre condiciones de almacenamiento y preparación de los alimentos cuando compran un producto por primera vez, pero no cuando se trata de un artículo que ya han comprado anteriormente.

Advertencias sobre alergias e intolerancias

En un estudio realizado para comprender la forma de actuar de los padres de niños con alergia a los frutos secos se reveló que el 80% de los padres no compraría un producto en el que pusiera “No indicado para personas con alergia a los frutos secos” o “Puede contener frutos secos”. Sin embargo, las etiquetas con otras menciones, “Este producto no contiene frutos secos pero se produce en una fábrica que utiliza frutos secos” o “Puede contener trazas de frutos secos” sólo eran evitadas por el 50% de los padres.

Las advertencias sobre alergias mencionadas en las etiquetas de loa alimentos ayudan a los consumidores afectados a evitar esos alérgenos en caso de estar presentes. Por ello, la legislación de la UE exige que las etiquetas incluyan, en caso de estar presentes en el producto, 14 sustancias que son alérgenos conocidos y relativamente comunes, y que los posibles alérgenos, a partir de ahora, deberán estar bien visibles en el etiquetado, y utilizar una tipografía diferente: color distinto, otro tipo de letra o que aparezca marcado en negrita.

Propiedades nutritivas.

El nuevo Reglamento hace obligatorio, a partir de diciembre de 2016, el etiquetado sobre propiedades nutritivas y exige a los fabricantes de productos alimenticios envasados que faciliten información sobre: valor energético, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal (no sodio), y expresados en cantidades por cada 100 g o 100 ml de producto. Esta información debería presentarse en una tabla de nutrientes dentro del mismo campo visual, y podrá expresarse adicionalmente por porción siempre que se indique el tamaño de la porción/unidad junto con el número de porciones o unidades que contiene el envase.

Valor energético: los alimentos son la fuente de energía para nuestro cuerpo. La cantidad de energía que tienen los alimentos se mide en unidades denominadas kilocalorías (kcal.).

Hidratos de carbono: algunas veces puede aparecer un desglose indicando, además de los azúcares, los polialcoholes o el almidón.

Grasas: deben representar el 30-35% de las calorías totales diarias. Algunas veces puede aparecer un desglose indicando, además de las saturadas, las monoinsaturadas, poliinsaturadas y el colesterol.

Proteínas: la ingesta recomendada para la población adulta española es de 54 gramos en hombres y 41 gramos en mujeres, que representan aproximadamente un 7% de la ingesta energética total.

Sal/Sodio: se recomienda consumir menos de 6 gramos al día de sal o su equivalente, 3 de sodio al día.

 

Nota: este artículo fue publicado por “all about food. magazine” el 4/9/2015, y puedes acceder en el siguiente enlace:

http://allaboutfoodmag.com/a-vueltas-con-el-etiquetado-de-los-alimentos/

Angel Manuel Caracuel García

De Marbella (con Rh de varias generaciones) pero con residencia de más de 20 años en Antequera. Doctor en Veterinaria (Universidad de Córdoba), y Experto Universitario en Gestión de Seguridad Alimentaria (EASP y Universidad de Granada). Mi carrera profesional la comencé trabajando en clínica de pequeños animales en "Vetéritas" y posteriormente en asesoría alimentaria en el "Laboratorio Agroalimentario Torcalidad", y desde mayo de 2000 y hasta la fecha, trabajo como Veterinario Bromatólogo en el Hospital Regional Universitario de Málaga (Servicio Andaluz de Salud). Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental desde 2000, y Coordinador del Grupo de Estudios de “Normalización en Alimentación Hospitalaria” GENAH de la SANCYD desde 2010. Colaboro asiduamente en el suplemento gastronómico del diario SUR, "Málaga en la Mesa", y en la revista "Restauración Colectiva".