Los alimentos insalubres están relacionados con la muerte de unos 2 millones de personas al año. Por esta razón la Organización Mundial de la Salud está comprometida con el fomento de medidas destinadas a mejorar estos datos a lo largo de toda la cadena, desde la granja hasta el plato.
Un simple gesto en la cocina puede marcar la diferencia entre un alimento inocuo y otro contaminado. Conocer los errores más frecuentes nos ayudará a prevenir numerosas toxiinfecciones alimentarias:
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Descongelar sobre la encimera a temperatura ambiente. En climas templado los microorganismos se multiplican a temperatura ambiente porque están adaptados a reproducirse a temperaturas cercanas a la corporal. La descongelación segura debe realizarse bajo refrigeración.
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Guardar juntos alimentos crudos y cocinados. En la nevera, el intentar optimizar el espacio puede provocar que los alimentos crudos y cocinados, «se toquen» y se contaminen. Es la contaminación cruzada: los alimentos ya cocinados pueden recontaminarse a través otros crudos. Lo correcto es almacenarlos según su estado y naturaleza: los cocinados en la parte superior de la nevera, para evitar goteos procedentes de de los crudos.
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Pollo poco hecho o preparaciones con huevo sin cuajar. Un alimento en el que no se haya alcanzado temperatura de 70ºC, puede contener microorganismos capaces de provocar una toxiinfección. Se deben cuajar bien las preparaciones a base de huevo y cocinar bastante el pollo.
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Servir la tortilla en el mismo plato en el que se le dio la vuelta. En este plato quedan restos de huevo crudo que pueden recontaminar la tortilla.
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Preparar mayonesa o ensaladilla rusa con antelación. Es fundamental reducir el tiempo entre la elaboración y el consumo. Cabe recordar que el uso de huevo fresco para elaborar mayonesa está prohibido en empresas de restauración.
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Cocinar en etapas. Cuando se marca el plato sin terminarlo hasta unas horas después o al día siguiente, debe tomarse especial precaución ya que este cocinado parcial puede potenciar un desarrollo microbiológico.
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Dejar que los alimentos se enfríen durante mucho tiempo antes de refrigerarlos. Los microorganismos en solo unos minutos, a temperaturas templadas, se multiplicarán de manera exponencial y formarán grandes poblaciones. No deben dejarse enfriar más de dos horas antes de refrigerarlos. ¡Ojo con las sobras!
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Dejar alimentos ya preparados o sobras de un día para otro a temperatura ambiente. Por problemas de espacio, los alimentos quedan sobre la encimera, la vitrocerámica o en el horno pero a temperatura ambiente.
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Probar alimentos para ver si «todavía están buenos». Los microorganismos que causan toxiinfecciones alimentarias no son alterantes, han desarrollado la capacidad de pasar desapercibidos y de no estropear el alimento, propiciando así su consumo y no su rechazo.
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No lavarse las manos antes de comenzar a manipular alimentos. Los microorganismos presentes en las manos pueden contaminar los productos.