PONGA UN INSECTO EN SU MESA

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PONGA UN INSECTO EN SU MESA

Recuerdo que, cuando era pequeño y en la fruta o en las castañas me encontraba con la desagradable sorpresa de que tenían gusanos, mi padre siempre me decía: cómetelos que tienen muchas proteínas. Aunque, como es lógico, no le hacía caso, este dicho popular, que se transmite de padres a hijos, tiene mucho de verdad. Los insectos forman parte de las dietas tradicionales de al menos 2 millones de personas en el mundo y se conocen más de 1.900 especies comestibles.
De hecho la OMS (Organización Mundial de la Salud), recientemente, ha publicado una monografía (de 200 páginas) titulada “Insectos comestibles: Perspectivas de futuro en seguridad alimentaria y alimentación”. En ella se analiza el papel actual, de los insectos en la alimentación y su posible contribución en el futuro, como fuente de alimentos nutritivos y saludables para los humanos.
Según parece, los insectos comestibles aportan importantes cantidades de grasas, proteínas, vitaminas y minerales e incluso de fibra. No obstante, como en todo lo biológico, su valor nutricional es muy variable debido la amplia gama de especies. Incluso dentro del mismo grupo, puede cambiar notablemente dependiendo de la etapa vital de los insectos, del lugar en el que viven y de su dieta. Por ejemplo, la composición en ácidos grasos omega-3 (tan saludables para el sistema cardiovascular) de ciertos tipos de gusanos es comparable a la de los peces y su contenido de proteínas, vitaminas y minerales es similar a la de pescado y carne.
Otras ventajas añadidas es que la cría de los insectos es mucho más eficiente (se requiere mucho menos aporte de nutrientes, agua o espacio físico) que la ganadería tradicional (vacas, cerdos, etc.) generándose además, menos gases de efecto invernadero. Para rizar el rizo, en comparación con los mamíferos y las aves, los insectos también podrían presentar menos riesgo de transmisión de infecciones a los seres humanos. Actualmente ya existen empresas que crían insectos con el objetivo de producir piensos para alimentación animal o incluso humana (aunque esta industria está aún en pañales).
En cualquier caso, mientras las recomendaciones de la OMS se llevan a efecto (mayor investigación sobre el valor nutritivo y la seguridad alimentaria de los insectos, sobre el impacto medioambiental y económico de su cultivo y se desarrolla una legislación internacional sobre su empleo), yo sigo apartando los gusanos de las brevas que me como en verano.

Gabriel Olveira Fuster

Especialista en Endocrinología y Nutrición y ejerce su labor asistencial en la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional Universitario de Málaga como Jefe de Sección. Es profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga e investigador del Instituto de investigación Biomédica de Málaga. Tanto su actividad asistencial, en el hospital, como sus trabajos de investigación están relacionados principalmente con la Nutrición Clínica y Dietética y la Diabetología. Ha publicado libros y artículos científicos en revistas especializadas en este campo.  Colabora como articulista para “Málaga en la Mesa” del Diario Sur en temas de divulgación sobre Nutrición.