NO SÓLO EN NAVIDAD

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NO SÓLO EN NAVIDAD

Estamos inmersos de lleno en las fiestas Navideñas. En ellas, el consumo de algunos alimentos, como los frutos secos, se incrementa de forma importante ya que se incluyen en las recetas tradicionales y los postres y dulces típicos de estas fechas.
Los frutos secos (almendras, nueces, avellanas…) han formado parte de nuestra dieta desde que los homínidos eran cazadores y recolectores. Más recientemente se introdujo el cultivo de los mismos, como el de los avellanos en China, hace más de 5.000 años y el de los almendros, en Oriente medio, hace unos 4.000. Los griegos fueron los primeros en cultivar nogales. Progresivamente su consumo se generalizó en el área mediterránea integrándose en su gastronomía. En la tumba de Tutankamon se han encontrado almendras y, en las ruinas de Pompeya, nueces en el templo de Isis, así como avellanas en diversos lugares de la ciudad. En España, fueron los árabes los que introdujeron los almendros y, de la cultura de Al-Andalus, nos quedan aún numerosas recetas realizadas con este fruto. Los franciscanos españoles que evangelizaron California cultivaron en sus misiones almendros y nogales siendo, hoy en día, este estado Americano el primer productor mundial de almendras y nueces.
Los frutos secos son alimentos a los que se les ha prestado especial atención por su importante papel en la dieta saludable. Son ricos en ácidos grasos insaturados y pobres en saturados. Además, contienen otros nutrientes y compuestos bioactivos (esteroles vegetales, fibra dietética y antioxidantes, como la vitamina E). También aportan minerales (magnesio, cobre, manganeso, calcio y potasio) y constituyen una buena fuente de proteínas vegetales. A pesar de su alto contenido en calorías (de media 500 por cada 100 gramos), un consumo moderado (hasta 30 gramos/diarios crudos) no se ha asociado a aumento de peso en la población general; además, reduce el colesterol malo, la tensión arterial, y podría disminuir el riesgo de desarrollar depresión. En el estudio español “Predimed” (en el que se realizaba una intervención dietética siguiendo un patrón mediterráneo), el grupo de pacientes que recibió suplementación diaria con estos frutos, disminuyó los problemas cardiovasculares y la mortalidad respecto a los que siguieron una dieta convencional baja en grasa.
Por ello, además de disfrutar de ellos estos días de Navidad, sería una magnífica elección romper la estacionalidad de su consumo e incluir “un puñado”, al menos tres veces en semana, en su dieta habitual.

Gabriel Olveira Fuster

Especialista en Endocrinología y Nutrición y ejerce su labor asistencial en la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional Universitario de Málaga como Jefe de Sección. Es profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga e investigador del Instituto de investigación Biomédica de Málaga. Tanto su actividad asistencial, en el hospital, como sus trabajos de investigación están relacionados principalmente con la Nutrición Clínica y Dietética y la Diabetología. Ha publicado libros y artículos científicos en revistas especializadas en este campo.  Colabora como articulista para “Málaga en la Mesa” del Diario Sur en temas de divulgación sobre Nutrición.