LO NORMAL

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LO NORMAL

Una de las primeras preguntas que hacemos a los pacientes cuando recabamos datos para la historia clínica es ¿consume usted alcohol?. No es infrecuente que nos contesten que “lo normal”. El problema es que la normalidad puede ser demasiado subjetiva y, a veces, se nos olvida a los médicos cuantificarla y trascribirla a la historia. Mi amiga Cristina, desde que vio impreso en su informe médico que era “bebedora habitual” (sin más concreción), decidió, a partir de entonces, no decirle a los médicos que bebe diariamente una copa de vino (para que no la catalogasen de alcohólica). Intentaré convencerla a que diga la verdad: las bebidas alcohólicas, sobre todo el vino, aunque también la cerveza, forman parte de la dieta mediterránea y de nuestra cultura.

El consumo moderado y regular, especialmente acompañando a las comidas, se ha asociado a beneficios para la salud desde tiempos remotos, aunque que en las dos últimas décadas, se ha investigado más en este campo: disminuye claramente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y, parece que, también, de presentar diabetes, enfermedades degenerativas neurológicas y algunos tipos de cáncer. Los efectos son más marcados para el vino (especialmente el tinto), seguido por la cerveza y, a más distancia, para otras bebidas de mayor graduación. El alcohol, como nutriente, aumenta el colesterol “bueno” y disminuye marcadores de inflamación y coagulación, pero además, el vino (sobre todo el tinto), y la cerveza, contienen otros componentes (polifenoles) que, aportan beneficios adicionales sobre la tensión arterial, la oxidación, o sobre la prevención de la muerte celular. El consumo de estas bebidas, combinado con una dieta adecuada, contribuye a mantener y mejorar la salud.

Por desgracia, el consumo excesivo de alcohol destroza la vida de muchas personas y se asocia a enfermedades graves (sobre todo de aparato digestivo y cardiovasculares, a muertes violentas -accidentes de tráfico, homicidios y suicidios- y a ciertos tipos de cáncer). Por tanto, el “quid” de la cuestión estaría en qué se considera “lo normal” o consumo moderado. La mayoría de los estudios y organismos lo definen como el equivalente a una bebida alcohólica diaria para las mujeres (una copa de vino o un vaso, o jarra, de cerveza) y dos para los hombres. Lógicamente si usted nunca ha bebido no tiene por qué comenzar a hacerlo, sin embargo, si lo hace con agrado y moderadamente, puede incluso decírselo a su médico.

Gabriel Olveira Fuster

Especialista en Endocrinología y Nutrición y ejerce su labor asistencial en la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional Universitario de Málaga como Jefe de Sección. Es profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga e investigador del Instituto de investigación Biomédica de Málaga. Tanto su actividad asistencial, en el hospital, como sus trabajos de investigación están relacionados principalmente con la Nutrición Clínica y Dietética y la Diabetología. Ha publicado libros y artículos científicos en revistas especializadas en este campo.  Colabora como articulista para “Málaga en la Mesa” del Diario Sur en temas de divulgación sobre Nutrición.