A LA RICA CABALLA

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A LA RICA CABALLA

Tengo la suerte de salir a pescar en un barquito por la bahía de Málaga con cierta frecuencia. Y ahora es tiempo de la caballa. Sin ánimo de exagerar (como por otro lado hacen, o hacemos, todos los pescadores), no es infrecuente volver a casa con 30, 50 o hasta 100 caballas pescadas al curricán.

La caballa, al igual que otros pescados azules de la bahía de Málaga (boquerones, sardinas, jureles…), son parte indispensable de nuestra gastronomía pero, también, de la dieta mediterránea. Comer, como mínimo, dos raciones de pescado por semana (mejor azul), aporta ácidos grasos omega-3 (AGw3). Un consumo adecuado de estos ácidos grasos marinos es muy importante porque el organismo no puede producirlos y sólo pequeñas cantidades son fabricadas a partir de otros omega-3 procedentes de algunos alimentos vegetales. Los AGw3 del pescado son especialmente saludables porque previenen problemas cardiovasculares (tienen acciones favorables sobre los niveles de colesterol y de los triglicéridos y mejoran la función del corazón y de los vasos sanguíneos). También son esenciales para el correcto desarrollo y funcionamiento de las neuronas; así, su ingesta es indispensable para las mujeres embarazadas y los niños, pero también, para los adultos y mayores, porque parece que influyen en otros aspectos como la memoria (previenen la degeneración de las neuronas y la demencia), o el ánimo (las personas que toman más AGw3 marinos tienen menos prevalencia de depresión e incluso se está ensayando tratar depresiones resistentes a tratamientos convencionales con ellos…). Además, forman parte de la estructura de las membranas de las células de todo el organismo disminuyendo y modulando la inflamación a nivel global. A diferencia de los grandes pescados, que se encuentran al final de la cadena alimentaria (como el pez espada y similares), el pescado pequeño de la bahía, como la caballa, no contiene niveles elevados de mercurio.

En fin, todo un chollazo. Además de repartirlas entre familiares y amigos, llevamos dos semanas comiendo caballas, casi a diario: asadas, a la plancha, con aceite, en ensaladilla rusa, en escabeche y ¡hasta en la paella ¡¡… Están buenísimas… pero, el otro día en una famosa heladería malagueña, mi hija Gracia vio, que en la carta, se ofrecía helado de boquerones en vinagre; con disimulo apartó a mi mujer y le dijo: ¡que no se entere papá… que es capaz de hacer en casa ¡ helado de caballas¡.

Este artículo fue publicado por “Málaga en la Mesa”, suplemento gastronómico del Diario Sur, el 26/10/2015 y puedes acceder en el siguiente enlace: http://www.malagaenlamesa.com/noticias/201510/26/saber-comer-rica-caballa-20151026210954.html

Gabriel Olveira Fuster

Especialista en Endocrinología y Nutrición y ejerce su labor asistencial en la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional Universitario de Málaga como Jefe de Sección. Es profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga e investigador del Instituto de investigación Biomédica de Málaga. Tanto su actividad asistencial, en el hospital, como sus trabajos de investigación están relacionados principalmente con la Nutrición Clínica y Dietética y la Diabetología. Ha publicado libros y artículos científicos en revistas especializadas en este campo.  Colabora como articulista para “Málaga en la Mesa” del Diario Sur en temas de divulgación sobre Nutrición.